domingo, 30 de diciembre de 2007

1.- Justificación


“Es mucho más importante tener una opinión razonable sobre cosas útiles que saber con exactitud cosas inútiles.”

Isócrates: “Elogio de Helena”.


En la página número 38 del ya clásico libro La razón sin esperanza escrito por el profesor Javier Muguerza en 1977 aparece citado en una nota a pie de página otro libro no menos clásico ya, a saber: An examination of the Place of Reason in Ethics cuyo autor fue el filósofo inglés Stephen Toulmin.

El presente trabajo de investigación empezó como una pretensión –de cuya alocada proposición soy el único responsable por supuesto- de tratar de estudiar un tema, excesivamente general y amplio, que de siempre me había interesado incluso cuando estudiaba la carrera de Filosofía en esta misma Universidad; este tema no es otro que el que aparece como título del presente texto “Racionalidad y ética”. Cuando estas pasadas vacaciones navideñas decidí llevarme nada menos que a Ouezzane (Marruecos) La razón sin esperanza como lectura de cabecera no pensé que dentro de este libro iba a encontrar al autor (en realidad a los autores, puesto que Javier Muguerza es otra de mis referencias básicas en el presente estudio) que iba a servirme de guía en este intrincado bosque que forman los tan peculiares árboles de la racionalidad y la ética.

Así pues, Stephen Toulmin, fue descubierto por mi (bueno algo había leído ya antes sobre él en las asignaturas de Filosofía de la Ciencia) gracias a La razón sin esperanza y gracias a este libro encontré un buen lazarillo al cual asirme, durante el que, hasta ahora considero breve y modesto viaje, que iba a emprender por estos caminos –relativamente nuevos para mi- de la siempre querida y admirada filosofía práctica. Cuando leía las referencias de Javier Muguerza, allá por tierras del magreb, al citado libro de Toulmin, lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que pese a las discrepancias de Muguerza, en algunas cuestiones, con sus puntos de vista, percibía yo, o creía percibir, un cierto tono de complicidad hacia el filósofo inglés. Me daba la impresión de que el autor de La razón sin esperanza disentía en cuanto al resultado de las investigaciones de Toulmin, pero que, no obstante, aprobaba el serio método de análisis de los razonamientos y juicios morales que éste había llevado a cabo. Lo siguiente que me llamó vigorosamente la atención, era el propio título del libro de Toulmin El Puesto de la Razón en la Ética (1) ya que explicaba y reunía, por sí solo, justamente los dos elementos filosóficos por los cuales yo sentía mayor curiosidad; esto es, la conjugación de los elementos racionales y éticos dentro de la vida humana.

Así las cosas, pese a lo que pueda tener de valor este trabajo de investigación, y pese a un cierto sentimiento de estar siendo un tanto osado al tratar estos temas de no poca “gordura” filosófica, y por lo tanto, deseando no dar razón de ser a aquel viejo refrán español que dice: “del atrevido nace el arrepentido”, quisiera mostrar ahora, previamente a su lectura, mi agradecimiento a ambos magníficos filósofos, y, en el caso del profesor Javier Muguerza, por añadidura, excelente maestro; por haberme conducido amablemente por estos y otros apasionantes derroteros intelectuales. Para mi queda, y no para ellos –por supuesto- la inverecundia e impudencia de todos los posibles errores que a partir de este momento se encuentren.

1 La Razón sin Esperanza por cierto, también tiene su miga.

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